domingo, 10 de noviembre de 2013

NO AL MALTRATO DE LA MUJER.

Esta historia creo que muy pocas veces la he contado, pocas personas la conocen y tal vez porque esta noche se presto, tal vez la lluvia o tal vez fue algo que sucedió este fin de semana y que me hizo recordar tanto este episodio de mi vida, es que me decidí a compartirlo, siempre con el afán de que a alguna mujer le sirva y no caiga en una situación así.


Mi historia
Hace algunos años me presentaron a un chico, al parecer él ya me había visto y había solicitado que nos presentarán, debo confesar que me atrajo mucho, pero al momento no vi más futuro, y lo típico, intercambiamos teléfonos y así comenzó una larga lista de llamadas interminables, visitas y detalles hermosos de su parte hacia mi.  Resultado: me enamore irremediablemente.
Y como todo al principio todo era miel sobre hojuelas, nos consentía mucho a mi hijo y a mi, él tendía mucho a decir la frase trilladisima de “Eres la mujer con la que siempre había soñado, la mujer de mi vida” y como toda pareja había altibajos, en uno de esos él se fue a trabajar al sur del país, muchos meses no supe nada de él, hasta que un día una llamada volvió a traerlo a mi vida, solo que oh, sorpresa! no sabía que venía esta vez con él.
Durante los meses que nos separamos, él tuvo otra pareja, de la cuál yo supe muchos meses después de regresar a su lado, lo que si note era su cambio de actitud, comenzó a haber muchos chantajes, muchas veces me aburría cuando comenzaba a hacerlos y terminábamos, pero siempre encontraba la forma de hacer que volviera con él, debo confesar que no se en que momento se comenzó a hacer agresivo mentalmente, no me di cuenta, no lo percibí. Cuando menos sentía, ya no solo eran los chantajes, comenzaron los gritos, las imposiciones y las exigencias, y yo comencé a sentir miedo… de perderlo.
El poco tiempo estaba con su familia y conmigo por su trabajo, que estaba en el sur del país, no había día que no me llamara cuando él estaba lejos, para recordarme lo mucho que me amaba, para hacer planes, pero de alguna forma siempre terminábamos peleando y yo… sintiéndome culpable.  De alguna forma aprendí a lidiar con eso y también aprendí a “calmarlo”, pero llego el día en que me pidió que ya me fuera a su lado, prometió que todo cambiaría una vez estando yo con él, que terminarían sus celos injustificados y que seríamos muy felices los tres, le pedí tiempo a terminar la universidad, lo acepto y el día que me iba a graduar llego por nosotros.
No pude ni siquiera asistir a la fiesta de graduación de la carrera que con tanto esfuerzo había terminado, mi familia se entero una semana antes y por más que hablaron conmigo yo no acepte quedarme, le tenía miedo, mucho miedo.
Me fui con la esperanza de que en verdad todo cambiaría y que sus celos terminarían, no fue así, al contrario subieron de tono, a tal grado que yo tenía que caminar con la cabeza agachada, él compraba mi ropa, ¿maquillaje? nooo, ni pensarlo y si alguien osaba verme el problema era para mi, pues yo lo había, según él “provocado”.
Después comenzó a limitarme aún más el dinero, la mayoría de las veces él tenía que viajar mucho de tres a cinco días y me dejaba solo el dinero indispensable para sobrevivir, la razón que él daba era que podía malgastarlo en cosas que no se requerían, me tenía prohibido hablarle a ninguna de las vecinas, solo podía hablarle a la señora que nos rentaba y eso porque él le pagaba por cuidarme y darle un informe detallado de lo que hacia, donde iba, con quien hablaba, a que hora salia y a que hora regresaba, me sentía como aprisionada, frustrada, llena de dudas, miedo, enojo, coraje, valla es que no me dejaba ni siquiera leer pronto llegaron los golpes….
Creo que la primera vez, ni siquiera me dolió, estaba en shock, no podía creer que yo que tanto había criticado el que una mujer se dejara golpear, hoy me estuviera sucediendo a mi, la escena se repitió muchas veces, siempre acompañada de un “perdóname, no lo vuelvo a hacer, no pude controlar mis celos, no sabía lo que hacia” y yo… siempre perdonaba. Recuerdo que solía ir por mi hijo a la escuela siempre con blusas sin manga o manga muy corta, pues en el sur de país es muy caluroso, cuando comenzaron los golpes cambie esas blusas por unas de manga larga y cuello de tortuga, solo que la cara no podía ocultarla.
Se había vuelto habitual que siempre trajera todo el cuerpo lleno de moretones.
Y los profesores y las demás mamás se daban cuenta, el desempeño escolar de mi hijo había bajado mucho, siempre estaba como ausente, obviamente el niño se daba cuenta de que las cosas no estaba bien!, recuerdo que los profesores y gente de inmujeres trataron de hablar conmigo y yo siempre daba la salida.  Al poco tiempo fue tan severa la golpiza que fui a dar por primera vez al hospital, el diagnostico: Esguince severo de cervical… y ese fue la primera de otras tantas visitas al hospital y otros tantos diagnósticos algunos muy severos, comencé a ver el collarín y las vendas como algo “natural” e incluso hasta merecido.
Afortunadamente había comenzado a hacer amistad a escondidas con una de mis vecinas, una mujer humilde pero extraordinaria, la cuál siempre estaba pendiente de mi hijo y de mi y que estaba comenzando a hacer que me re-valorara.
A mi “esposo” no le parecía mucho la amistad, pero la permitió como señal de buena voluntad entre nosotros, de “confianza”.  A los pocos días de salir por segunda ocasión del hospital, en la escuela de mi hijo me mandaron a traer para unas platicas “obligatorias” del Instituto de la mujer, obviamente mi “esposo” se molesto y comenzó a sentir celos del profesor y a no dejar que yo fuera por mi hijo y mucho menos a esas “platicas” que no me dejaban nada bueno, “te meten cosas que no son” decía.
Pero no tardo en volver a salir gracias al trabajo y me permití ir sin que él lo supiera a una de esas platicas, recuerdo que pasaron escenas de la película ”Cicatrices”entonces en verdad me di cuenta de que tan mal estaba.
Para ese entonces también conocí a una pareja de cristianos que si bien radicaba en aquel estado, eran originarios de Cuernavaca, y comencé a convivir mucho con ellos pues diario les compraba la comida (pocas veces dejaba que yo cocinara, pues “no quería que mis manos se maltratarán” me quería como muñeca y como era de esperarse, esa amistad le molesto, pero por algún motivo tampoco la impidió.
Él comenzó a reanudar una “relación” con una antigua amante, y comenzó a pasar noches con ella, nunca me había sentido mas humillada y degradada que en aquellos tiempos, pero sinceramente agradecía el hecho de pasar una noche en paz.
En uno de sus últimos arrebatos, nos saco del departamento y tuvimos que dormir en las escaleras, me sentí muy mal, pero mi miedo impedía que me fuera, más bien no era miedo, era pánico, en su siguiente arrebato tome fuerzas y no se como me le escape de entre sus brazos, tome a mi hijo que estaba jugando afuera y salí corriendo, con un pie que estaba bastante lastimado, no se ni como pude correr, si horas antes no podía ni caminar,  y termine llendo a casa de la que fue mi vecina que para ese entonces ya rentaba en otro lado, tuvieron que esconderme porque él me buscaba como loco, al siguiente día me busco la pareja cristiana pues ya les habían contado lo que había pasado, y me llevaron a casa de otra familia cristiana pues estaban seguros que me iría a buscar a casa de ellos.   afortunadamente no fue así y pude quedarme ya en casa de ellos y comunicarme con mi familia aunque sea por unos minutos y obviamente no les dije lo mal que estaba.
Pasaron los días y en la iglesia cristiana supieron de mi caso y entre todos juntaron para darnos el pasaje de regreso a mi hijo y a mi, el día que me iba a regresar fuimos al negocio de esta pareja y para mi mala suerte me descuide y el llego y tomo a mi hijo, me dijo que si quería volverlo a ver, tenía que irlo a buscar a la casa, y obviamente no lo pensé, solo pensaba en la seguridad de mi hijo y enque no le hiciera nada.
Naturalmente volví a quedar atrapada, y ahora mucho más vigilada, desgraciadamente el contrato de su trabajo había terminado y por consiguiente lo tenía todo el día en la casa, lo que era de verdad un verdadero infierno, vinierón mas “visitas” al hospital, la última de ellas casi no la cuento y mientras me estaba atendiendo en el hospital solo pensaba que no podía morir pues mi hijo me  necesitaba, creo que eso fue lo único que me mantuvo con vida pues los doctores ya me daban casi por muerta. 
Salí del hospital y afortunadamente al poco tiempo le llamaron para cobrar en la ciudad de México su finiquito y firmar el próximo contrato, me dijo “vamos al DF, aprovechas de saludar a tu familia solo cuidadito y le dices algo de como te trato, pasamos el cumpleaños de mi sobrina y nos regresamos” y así fue, llegamos a casa de su familia, ahí estuve varios días sin que mi familia supiera que ya estaba muy cerca de ellos, esperaba ir tan pronto la marca de todos los moretones que tenia en mi cuerpo se fueran, mientras tanto su mamá se dio cuenta de lo que sucedía, hablo conmigo pues en esos días también me entere que estaba embarazada y la señora me di todo su apoyo, esos días en su casa fueron de relativa paz, todo era como una bomba de tiempo…
Un buen día de la nada comenzó a pelear, su mamá trato de defenderme y casi la golpea, pero algo lo freno y salio de la casa, en cuanto regreso me dijo que teníamos que hacer maletas pues salíamos para Guanajuato unos días a ver a un amigo de él, en el camino hacia la central  de autobuses comencé a sentirme mal debido al embarazo y el lo tomo como pretexto, comenzó nuevamente a discutir y a golpear… pero por alguna razón al llegar a la central, decidió que no fuera a Guanajuato, si no a ver a mi familia y que regresando él me hablaba para que volviéramos a reunirnos.   Quería pensar que esa vez era la última que lo vería, pero no fue así…
Cuando regreso de Gto., me llamo para que regresará a casa de su mamá y ya irnos al sur del país, obviamente yo no quise regresar y ahí comenzó nuevamente mi martirio… hizo muchas cosas desagradables con tal de intimidarme y confieso que tenia mucho miedo de salir, de contestar el teléfono, valla tenía miedo hasta del aire, y la de malas tuve que salir a revisión del embarazo, nuca vi que él me seguía vigilando cuando menos sentí, me atropello con el auto. Consecuencia: Perdí a la bebé.
Después de ese episodio, siguieron muchas llamadas, amenazas… tuve mucho miedo, pero “afortunadamente” su amante lo había seguido hasta el DF, y quedo embarazada, por un tiempo él se entretuvo con eso y dejo de buscarme.
Después de cierto tiempo volvio a buscarme, pero yo ya estaba un poco más repuesta, comenzaba a ir a terapia y puse una orden de restricción que si bien yo sentía que de nada serviría contra un loco como él, la verdad es que si sirvió.
Hoy por hoy, debo confesar que a veces recordar ese episodio de mi vida me duele y no por los golpes, si no por las heridas que dejo… la perdida de mi bebé sin duda es la cicatriz más dolorosa que dejo; a raíz de eso comencé a subir de peso, en señal de protesta supongo que hacia mi misma, pues no quería gustarle a nadie, no quería volver a ser la “muñeca” de nadie, me molestaba mucho mi físico que en aquel entonces era muy, muy delgado.  Pocas veces he contado esta historia y si hoy lo hago es porqué estos días vi como alguien estaba comenzando a pasar algo como lo que yo pase y esta igual de “ciega” como yo estuve, se del miedo que da incluso respirar, obviamente ella sabe que tiene mi apoyo, y esta en el proceso de tomar la suficiente fuerza para dejar a esta persona, deseo con toda el alma lo haga lo más pronto posible.  
En mi caso llegaron muchos ángeles a apoyarme, que yo en un principio no los deje actuar fue por miedo, pero de que indudablemente me hicieron comenzar a tomar la fuerza para dejar esta situación de violencia, lo hicieron y hoy les estoy inmensamente agradecida, les puedo decir que les debo no solo mi vida, si no la de mi hijo también, estoy sumamente segura que DIOS me dio la fuerza suficiente para salir de ese infierno.
Hoy se que jamás permitiría que me volvieran a tratar así, ahora estoy más alerta que nunca, para que no me suceda otra vez aquello de ” no supe cuando comenzó a suceder”, jamás volvería a permitir nuevamente ni el maltrato psicológico, ni físico, ni económico, ni ningún otro tipo de maltrato, hoy se muy bien lo que quiero y no pienso volver a perder esa perspectiva.
Tarde en recuperar mucho tiempo mi autoestima (y aun trabajo en ello) seguir emponderandome hoy es una de mis mayores metas, valoro cada segundo del día que se me permite vivir, valoro mucho a las personas que me aman, estiman o aprecian, y me alejo de gente que es nocivamente negativa, no niego que aun me da miedo volver a vivir lo mismo, incluso algunas veces estoy muy a la defensiva, pero es parte del proceso, y agradezco infinitamente a la gente que hoy me ama pues es un regalo de vida.
Yo espero que si en algún momento alguna mujer que este leyendo esto, se siente identificada, sepa que de verdad no esta sola, que siempre hay alguien dispuesto a ayudarla, solo es cuestión de decidirse.